LA NOCHE MÁGICA DE “SAN JUAN”.
Noche más larga del año, mágica en todo el mundo. En la Hermosa Villa,
o sea Candeleda, era costumbre salir a rondar y “echar las enramadas” a la muchacha
de nuestros sueños. Y claro salieron bellas canciones que quedaron en la
memoria de todos: “A coger el Trébole”.
Estribillo: Y a
coger el trébole,
el trébole, y el trébole,
y a coger el trébole,
la noche de San Juan.
Y a coger el trébole,
el trébole, y el trébole,
y a coger el trébole,
los mis amores van.
1 No le daba el sol, 2
De la rueda fortuna,
que le daba la luna, traigo
el sombrero,
¡y olé, serrana!, ¡y
olé, serrana!,
que le daba la luna, traigo
el sombrero,
no le daba el sol, como
la mi morena,
de la rueda fortuna, la
cinta al pelo,
¡y anda salada!, ¡y
anda salada!,
de la rueda fortuna. la
cinta al pelo.
3 Si me quieres, te quiero, 4 Mi marido me dice,
si me amas, te amo, que no le ayudo,
¡y olé, serrana!, ¡y
olé, serrana!,
si me amas, te amo, que
no le ayudo,
si me olvidas, te olvido, de dos panes que gana,
y a todo hago, me
como uno,
¡y anda salada!, ¡y
anda salada!,
y a todo hago. me
como uno.
5 El lunes me enamoro, 6 Jueves consigo,
martes lo digo, viernes
doy celos,
¡y olé, serrana!, ¡y
olé, serrana!,
martes lo digo, viernes
doy celos,
miércoles me declaro, y sábado y domingo,
jueves consigo, busco
amor nuevo,
¡y anda salada!, ¡y
anda salada!,
jueves consigo. busco
amor nuevo.
7 Como quieres que vaya, 8 Si piensas que en ti piensa
de noche a verte, mi
pensamiento,
¡y olé serrana!, ¡y
olé serrana!,
de noche a verte, mi
pensamiento,
si el perro de tu padre, piensas en una cosa
sale a morderme, que
yo no pienso,
¡y anda salada!, ¡y
anda salada!,
sale a morderme. que
yo no pienso.
Esta hermosa tonada tiene un
trasfondo medicinal que se pierde en la Encrucijada de los Tiempos de nuestra
hermosa piel de toro. En los años que pudo nacer la misma, allá por el 1500, y
no digamos nada de los anteriores, mis queridos lectores deben suponer el
lamentable estado en que se encontraba la medicina. Había pocos médicos, y los
que había eran generalmente de pocos estudios, aunque como ocurre ahora, fuesen
las personas más generosas y abnegadas. Eso sí, había muchos curanderos o
gentes que ejercían una "melecina" popular, siendo los
"barberos" los que atendían a sacar muelas, "sangrar",
poner emplastes y cataplasmas, aplicar sanguijuelas, etc. Por ello los pobres
habitantes de nuestras villas y poblados se las ingeniaban para poder hacerse
con sus respectivas "melecinas". Y uno de sus productos más
socorridos era el conocido como "Aceite
de san Juan", verdadero ungüento de "Fiera Bras", que cita
el gran Cervantes en el "Quijote", y que como aquél todo lo curaba.
Su preparación era tan sencilla como eficaz para cicatrizar heridas,
quemaduras, afecciones de la piel, etc. Para preparar este ungüento, en un
litro de aceite de oliva se echan los tallos floridos de la hierba de San Juan,
"el trébole". Eso sí, se deben coger sólo los que han florecido la
noche de San Juan, del 23 al 24 de junio, "a coger el trébole", con
la particularidad de que no les dé la luz del sol, debiendo por tanto, echarse
en aceite esa misma noche. La mezcla se macera durante un mes, al final del
cual el aceite está listo para ser utilizado.
¡Que siente bien, digo que cure bien!
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